Salmo 56 en Dios he confiado
“CUANDO TENGO MIEDO, EN TI CONFÍO” (SALMOS 56:4)
En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre? (Salmo 56:4 RVA-1960).
En este salmo, David señala toda la grandeza de la palabra
de Dios. De esa forma, comprendió que Dios realmente estaba con él y no era un simple un sueño o una
esperanza lejana Todo estaba comprobado, ¡porque Dios lo dijo en su palabra! (1 Reyes 20:35; 2 Reyes 9:36).
Contexto del Salmo 56:4
Según la declaración de este Salmo, David lo escribió cuando fue capturado por los filisteos en Gat (1 Samuel 21:10-15), y por ello expresa toda su situación y su gran temor al respecto.
Sentir todo este miedo, permite que David ponga su fe y confianza en Dios. Recordemos lo que dice 2 Crónicas 32:8: “Con él está el brazo
de carne, mas con nosotros está Jehová nuestro Dios para
ayudarnos y pelear nuestras batallas. Y el pueblo tuvo confianza en las
palabras de Ezequías rey de Judá”.
Por lo tanto, cuando leemos la Palabra de Dios, esto nos permite entender cualquier situación y así sabremos que si confiamos en el Señor, no hay necesidad de tener miedo.
En el caso de David, su mayor temor se trataba de los enemigos que lo rodeaban, y para nosotros el miedo puede ser cualquier cosa que nos amenace y nos asuste en la vida cotidiana.
En muchas ocasiones, nos damos cuenta que no logramos ver la plenitud de
nuestra esperanza
en Dios, solo
hasta que el miedo llega a nosotros (2 Reyes 18:5). En ese caso, dependeremos
de Dios y pondremos nuestra plena confianza
en Él.
Al reconocer David que realmente tenía mucho miedo, podemos determinar que estar temerosos de alguien o de algo que es peligroso y que puede causarnos dolor, es un instinto normal de los seres humanos, siendo una realidad que todos debemos sobrellevar en ciertos momentos de la vida.
¿El temor es una debilidad?
El temor
no es una debilidad que tenemos los seres humanos, sino es un elemento que
surge debido a que vivimos en un mundo caído y pecaminoso: “En él también
fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros
el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo” (Colosenses 2:11).
En este caso, el temor sólo se convierte en un problema para un creyente, cuando es un elemento muy apremiante en nuestra vida. Esto nos permitirá responder más al temor que a nuestro propio Dios, que mora en nosotros y nos promete que cuidará de nosotros y nos protegerá siempre: “El Señor te protegerá de todo mal; El guardará tu alma (Salmos 121:7)”.
Por lo tanto, el miedo es algo que nos permite sentir que necesitamos de Dios, y que nos lleva a Él cuando sabemos que puede salvarnos de los peligros inminentes de la vida.
En ese caso, debemos confiar plenamente en Dios, como el único que nos puede salvar en situaciones adversas, ya que esto es lo único que puede tranquilizar la mente en medio de algún peligro: “Mas yo en ti confío, oh Jehová; Digo: Tú eres mi Dios”; “En el día que temo, Yo en ti confío” (Salmos 31:14; Salmo 56:3).
Alabemos y confiemos en Dios
Al tener miedo o temor, debemos tener fe
en Dios alabando
su nombre y su palabra. Nuestra alabanza y adoración a Dios indica todo nuestro
amor por Él y reconoce su amor por nosotros: “el perfecto amor echa fuera el
temor” (1 Juan 4:18).
Sin duda podemos confiar en Dios y su palabra, porque el Señor nos dice: “No temas porque yo estoy contigo, no desmayes porque yo soy tu Dios” (Isaías 41:10); Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? (Salmos 27:1)
Por lo tanto, no olvides que nuestra confianza debe estar siempre en Dios, ya que el Señor es nuestra luz y nuestra salvación, y la Esperanza de todos los términos de la Tierra (Salmos 65:5).
El Salmo 56 es un salmo del Antiguo Testamento de la Biblia. Es atribuido al rey David y se considera un salmo de lamentación y confianza en Dios en tiempos de persecución. A continuación, te presento una versión del Salmo 56:
Salmo 56
1 Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me han pisoteado;
me ataca el enemigo todo el día.
2 Mis adversarios me pisotean todo el día, pues son muchos
los que pelean contra mí con soberbia.
3 En el día que temo, yo en ti confío.
4 En Dios, cuya palabra alabo, en Dios he confiado y no
temeré; ¿qué puede hacerme el hombre?
5 Todo el día pervierten mis palabras; todos sus
pensamientos son contra mí para mal.
6 Se juntan, se esconden, espían mis pasos, mientras esperan
mi vida.
7 ¿Acaso escaparán ellos por su iniquidad? Oh Dios, derriba
a los pueblos en tu ira.
8 Tú cuentas mis vagueos; pon mis lágrimas en tu redoma; ¿no
están ellas en tu libro?
9 En el día que yo te invoque, retrocederán mis enemigos;
esto sé, que Dios está por mí.
10 En Dios, cuya palabra alabo, en Jehová, cuya palabra
alabo,
11 en Dios he confiado y no temeré; ¿qué puede hacerme el
hombre?
12 Sobre mí, oh Dios, están tus votos; te ofrezco alabanzas.
13 Porque has librado mi alma de la muerte, y mis pies de
caída, para que ande delante de Dios en la luz de los que viven.
Este salmo 56 expresa la confianza de David en Dios a pesar de
la oposición y persecución que enfrenta. A lo largo del salmo, David clama a
Dios pidiendo misericordia y protección contra sus enemigos. Reconoce que Dios
está al tanto de su sufrimiento y confía en que Dios lo escuchará y actuará en
su favor. David declara su confianza en la palabra de Dios y en Su poder para
librarlo de la muerte y permitirle caminar en Su luz.
El Salmo 56 es un recordatorio de que podemos encontrar seguridad
y refugio en Dios en medio de las dificultades y desafíos de la vida.
Les invito a leer y estudiar detenidamente el salmo 56 para su crecimiento espiritual y la fe en Dios.